Divorcios con hijos menores, un tema social.

Los procesos de divorcio y sus complicaciones para llegar acuerdos en relación con el cuidado de los menores, nos llevan a reflexionar sobre por qué dos personas que deciden unirse, con objetivos comunes para formalizar una familia, pueden, tras la ruptura, no llegar a acuerdos sobre lo más preciado de sus vidas, sus hijos/as.

Comienzan las relaciones de pareja y lo que inicialmente se pensaba que era para siempre, llega a su fin y, en muchas ocasiones, no de la mejor manera. 

Por suerte, no siempre es así.

¿Por qué se actúa de esa manera?

A esa pregunta no le podemos dar respuesta, pero es importante resaltar los patrones familiares y de comportamiento con los menores que cada progenitor presenta.

Tras la ruptura se produce un duelo, una pérdida, que lleva a cambios en la familia, a tomar decisiones sensibles en relación al cuidado de los menores, existencia de mucha incertidumbre, de miedos, de vivir separado de tus hijos/as durante el tiempo que conviven con el otro progenitor. Todo ello es duro, y puede hacerse más difícil cuando la ruptura no ha sido por acuerdo mutuo y una de las partes fue quien tomó la decisión de terminar con la relación.  

El ponerse de acuerdo en los tiempos de cada progenitor, es insostenible, en muchas ocasiones, teniendo que acudir a la vía judicial para que alguien externo, que no conoce a los/as menores, les diga cómo deben establecer el convenio regulador y cómo distribuirse el tiempo de permanencia con cada uno de ellos.

En estos casos, el papel de los/as jueces/juezas para valorar el bienestar del menor no es nada fácil. Cada familia es única y cada progenitor tiene su propia idea de la mejor crianza, no hay un modelo único y exacto. Por ello se pueden presentar situaciones muy, muy complicadas en las que se hace necesaria la presencia de peritos sociales.

No olvidemos que lo principal es el bienestar de los menores ante las necesidades de los adultos. 

Desde T-Social | Med hemos comprobado situaciones donde los menores no eran los protagonistas, no se pensaba en su bienestar sino en lo solicitado por sus progenitores en las demandas, independientemente de la repercusión en los/as menores. 

Los menores tienen derecho a ver a sus padres tras la separación de ellos, no olvidemos que el derecho es de los menores, que la relación entre ellos sea, cuanto menos, cordial, evitando con ello el daño social en los niños y niñas.a

Ante situaciones sociales complicadas es necesario contar con peritos sociales, profesionales del trabajo social, que arrojen luz a la situación familiar y a las interrelaciones entre los progenitores. Se recaban datos y se analizan para poder valorar de manera objetiva la guarda y custodia de los/as menores.

Las familias parten de diferentes situaciones sociales. No olvidemos que cada progenitor trae de su familia de origen sus propias creencias, roles y dinámicas familiares.

Es necesario conocer la subjetividad de dicha familia, cómo se organizan, el entorno de los menores, la situación laboral de los progenitores y los apoyos con los que cuentan cada uno de ellos para hacer frente al cuidado de los hijos/as de manera individual, entre otros.

Así, las periciales sociales son un valor añadido y un medio de prueba muy sólido para visibilizar la situación social de la familia y aportar una investigación de todas las variables sociales.

¿Sabes que desde T-Social | Med brindamos asesoramiento a despachos de abogados sobre materia social? Si necesitas que te asesoremos, puedes escribirnos y hablamos.

Apunte: Todo lo mencionado en esta publicación no es aplicable a situaciones de violencia.

Foto principal: Foto de Katelyn Greer en Unsplash

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